Rio Negro.- Hace cinco años un grupo de vecinos de Pilcaniyeu comenzó a soñar con la idea de tener un cuerpo de Bomberos Voluntarios en el pueblo para atender los posibles incendios y accidentes que ocurrían por allí. Hoy ese sueño se ve reflejado en el rostro de 10 personas que día a día trabajan por el bien de la comunidad.
Al momento de empezar eran 15 personas, número que por cuestiones laborales o personales se fue achicando. “Es un trabajo totalmente a voluntad, a veces se hace muy difícil”, señaló Valeria Moreno, presidenta de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Piilcaniyeu, Valeria. Así nacía, el 3 de septiembre de 2010, este cuerpo.
Tres años después juraron 7 bomberos más, en la fiesta por el aniversario del pueblo. El lugar elegido para hacer funcionar este cuartel, fue donado por el intendente “Chango” Ayuelef, pero las reuniones que le dieron cuerpo a este anhelo de un grupo de vecinos, fueron realizadas en un quincho, cuartel improvisado. Cuando comenzaron, lo hicieron prácticamente con las ganas y el impulso. Materiales para trabajar, tenían pocos.
Las donaciones no se hicieron esperar, y además del espacio físico, también recibieron un vehículo por parte de sus colegas de Bomberos Campanario. Luego, por medio de un ATN, el gobernador Alberto Weretilneck les entregó otro, pero la felicidad se completó cuando pudieron comprar el suyo propio.
Entre mate y anécdotas, agradecen que no son llamados con frecuencia por incendios o siniestros similares en el pueblo. “Mayoritariamente nos llaman por incendios forestales, sobre todo durante el verano”, comenta Valeria. Cuando el fuego inicia en las zonas rurales, ellos van a trabajar al lugar, hasta que llegan las dotaciones del SPLIF.
Actualmente esperan conseguir los fondos necesarios para terminar con las obras de remodelación del lugar donde trabajan. El año pasado, con mucho esfuerzo, lograron levantar un techo donde resguardar las autobombas durante el invierno, ya que debido a las intensas heladas que caen en la zona, muchas veces los camiones sufrían desperfectos mecánicos por pasar la noche a la intemperie. “Muchas veces teníamos que dejar lámparas prendidas para que, de alguna manera, calefaccionaran las bombas”, comentaron.
A manera de anécdota también cuentan que les falta algo esencial para su trabajo: la sirena. En las ciudades grandes, donde los vecinos se acostumbran al sonido diario de bomberos o policías, parecer imposible que un destacamento funcione sin esta herramienta, pero en Pilcaniyeu se las arreglan igual. “Hace un año anduvimos averiguando precios, pero no pudimos comprarla, ronda los 70 mil pesos”, relató uno de los voluntarios.
Desde la construcción de la ruta, cuentan que tuvieron más trabajo debido a los lamentables accidentes. “La gente no toma conciencia, ve asfalto y pisa el acelerador”, sentenciaron.
La cuarta camada de aspirantes a bomberos se capacitará en el mismo cuartel del pueblo por primera vez. Un logro muy anhelado, ya que antes, capacitarse, implicaba viajar a Bariloche o a Dina Huapi semanalmente. Día a día este cuartel de Bomberos Voluntarios crece, no sólo en número, sino en calidad, y al fin y al cabo, es lo que más importa. Al salir del destacamento, todos saludan desde la vereda, y se nota en sus caras la felicidad que expresa la gente que hace lo que ama.
Fuente y foto: www.anbariloche.com.ar