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Bomberos colombianos critican los trabajos de rescate en Ecuador

En la primera línea de la playa en Pedernales, el terremoto del pasado sábado fue como una ola que pasó por debajo de la tierra. Al menos así lo recuerda Alberto Zambrano, dueño del Hostal Algas Marinas, uno de los tantos afectados por el seísmo. “Era como una ola que subía y bajaba y nos hacía caer”. El paso de esa ola subterránea se puede percibir en el malecón de Pedernales, donde aún hay hileras de ladrillos descolocados, unos desprendidos y otros hundidos. Pero ese efecto trasladado a los grandes edificios de la zona, a los hoteles, fue devastador. El Royal Hotel, uno de los más nuevos y más caros, fue literalmente absorbido por la ola.

El flamante hotel de cinco plantas hoy es una mole de hormigón y hierros. Los servicios de rescate se concentran en sacar a las personas que se alojaban allí. Según calculan las autoridades por los testimonios recabados, se hospedaban en el hotel unas 40 personas que asistían a una boda y ocupaban casi la mitad de su capacidad, que es de 98 personas.

Las primeras víctimas fueron rescatadas por población local, que movilizó varias retroexcavadoras para retirar los escombros. Más tarde, entraron en acción 16 bomberos de Pasto (Colombia), que tuvieron que esperar 12 horas para sumarse a las tareas de rescate hasta que la Cancillería les dio permiso para entrar en el país. Los colombianos reprocharon el uso de la maquinaria pesada. “Estamos desde el domingo y vemos que no ha habido una buena coordinación y que no se han seguido los protocolos internacionales en estructuras colapsadas. Tenían que dejarnos actuar a nosotros, porque ahora encontrar personas con vida se nos está dificultando”, contaba el martes Ricardo Méndez, comandante de los bomberos colombianos.

Finalmente, en la madrugada de ayer y tras 20 horas de trabajo, los bomberos colombianos, apoyados por los locales, rescataron cuatro cadáveres del Hotel Royal. Ocurrió justo antes de dos nuevos movimientos telúricos: uno de 6,1 grados y otro de 5,2, según la información del Instituto Geofísico.

A Pedernales también llegaron bomberos de Chile y las brigadas de rescate de México, conocidas como topos. Los primeros aseguraron los depósitos de gas. “Descartamos todo el peligro en las bodegas de gas doméstico”, informó el chileno Óscar Ibagache, quien también cuestionó el uso de la maquinaria pesada: “Solo se hace si no hay probabilidades de encontrar supervivientes”.

A los topos mexicanos les encargaron la búsqueda de víctimas en la playa y también comentaron el trabajo de las retroexcavadoras. “La población local actuó de manera rápida, pero sí nos llamaron la atención estos procedimientos”, dijo el jefe de la cuadrilla mexicana, Wilson Jaramillo.

El Cuerpo de Bomberos de Quito tiene encomendada la tarea de analizar las estructuras de los inmuebles del centro de la ciudad antes de su demolición. Por el momento, han concluido que ha habido violaciones en la normativa de construcción. “Hay viviendas que no estaban bien hechas y se han caído”, dice Alejandro Salazar, jefe del cuerpo. Tampoco pudo pasar por alto el uso de la mecánica en la búsqueda de las víctimas: “Mucha gente de aquí, que tiene maquinaria, optó por ayudar con su propia maquinaria en un tiempo demasiado corto”.

fuente: elpais.com

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