Cordoba.- En Argentina desde hace ya varios años no es una sorpresa y mucho menos una novedad, que cada vez más hay mayor presencia de las mujeres en los cuarteles de bomberos. Pero fue a partir del año 2008, con la creación del Programa de Género del Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios, que la toma de conciencia sobre la necesidad de una igualdad de oportunidades se materializó.
Así fue el número de mujeres bomberos que descubrieron su vocación ya siendo madres o teniendo familias constituidas, se ha ido incrementando
No fue nada fácil para ellas, ir derribando barreras y parámetros bastantes rígidos; pero ocurre que cuando se tiene una férrea vocación no hay edad ni cuestiones de géneros que la detengan. Sin embargo, el número de mujeres bomberos es notoriamente menor al de los hombres lo cual no es un dato significativo a la hora de enfrentarse a un siniestro porque en ese momento todos trabajan por igual.
En la actualidad, es habitual que las mujeres apaguen incendios, manejen camiones y agarren herramientas de corte. Algunas incluso llegan a ser jefas de unidades. En Alta Gracia, el cuartel de Bomberos Voluntarios cuenta con 79 integrantes, 12 de los cuales son mujeres y dos de ellas le detallaron a RESUMEN los pormenores de su ardua tarea rodeadas de los tradicionales coches bomba, mangueras, trajes especiales y cascos.
El aprendizaje permanente
Hace 11 años que Marcela Naccachian es parte del equipo de Bomberos Voluntarios de Alta Gracia. Habla pausadamente, con frases cortas, como si pensara antes cada una de las palabras que van a salir de su boca. “Desde que era chica me gustaba la actividad y brindar ayuda. Un día estaba a punto de inscribirme para hacer los cursos de Defensa Civil pero un amigo me recomendó anotarme en los bomberos y acá estoy”, afirma.
Ella tiene 44 años, una hija de 21, un niño 5 y ningún antecedente en su familia con la actividad. Además de ser bombera voluntaria, Marcela Nacacchian, se dedica a trabajar en el sector privado haciendo “un reparto de soda”. Al ser consultada sobre cómo es la relación de trabajo con el personal masculino, rememora: “Cuando yo ingresé hacía poco tiempo que había perdido a mi padre. Y acá encontré mucha predisposición y apoyo por parte de los compañeros. Si bien en ese entonces seguía haciendo mis cosas, en el cuartel pasaba mucho tiempo y si había que estar dos o tres días afuera en algún incendio también iba. Ahora no puedo tanto porque tengo un hijo chico, pero para mí ellos son como mi segunda familia”.
Con respecto al manejo de las tensiones en una situación crítica, Marcela Nacacchian asegura que “el miedo siempre está presente. A veces hay algunos que se creen que se las saben todas pero acá, hasta el mejor ha fallado”. Y agrega: “Personalmente no tengo problemas con nadie y para mí ser bombero significa haber aprendido un montón de cosas y a esta altura ya es una parte importante de mi vida”. Todos los sábados en el Cuartel de Alta Gracia los bomberos realizan permanentes capacitaciones y Nacacchian remarca que “son para todos igual y no existen diferencias entre las mujeres y los hombres”
Las situaciones complicadas y muchas veces traumáticas que deben atravesar suelen dejar importantes marcas en los que realizan este trabajo. Tanto Marcela Nacacchian como su compañera Daniela Bussadori (ver subtítulo) coinciden que es muy difícil de superar cuando en un accidente o siniestro, hay niños involucrados.
Una familia de bomberos
Daniela Bussadori está por cumplir 40 años, tiene dos hijos de 7 y 5, y está a punto de cumplir una década como bombera voluntaria de Alta Gracia. El detalle es que el padre de sus hijos también es bombero y se conocieron trabajando codo a codo. “Siempre tuve vocación de ayudar a la gente; hace 16 años que además trabajo como Paramédico y las ganas de ser bombero las tuve desde que era chica pero cuando tuve 29 años recién firmé la solicitud de ingreso”, recuerda.
Ella siente “mucho orgullo” de ser bombero voluntaria y explica cómo el procedimiento familiar que tiene que hacer cuando suena la sirena de emergencia: “Cuando mi marido no está, con mis hijos tenemos tenemos todo el protocolo armado desde cómo se cierra la casa hasta cuando llegamos al cuartel. Ellos saben que se tienen que bajar del auto cuando su mamá ya salió en el camión y se quedan en el Cuartel hasta que regreso. Tenemos todo el sistema bien aceitado”.
Daniela Bussadori sostiene que ser bombera le produce mucha adrenalina y desmenuza cómo es el trabajo en equipo. “Cuando hay una salida de emergencia somos todos importantes. Si bien hay tareas que por una cuestión de fuerza la hacen los hombres como por ejemplo cuando hay un accidente y hay que cortar el vehículo. Pero también está el que tiene que cortar el tránsito, los que deben atender a algún otro herido o esperar que llegue la ambulancia. En esos momentos contamos todos y cada uno de los que está la emergencia”.
Por último, y en cuanto a lo que se refiere al tema familiar, Daniela Bussadori asegura que “la que aún se resiste y sigue sin entender que yo esté en el Cuartel es mi mamá. Ella no puede comprender cómo es que me arriesgo teniendo dos hijos. Pero por más que soy consciente que en este trabajo siempre hay riesgos, una sabe medirse y toma precauciones”.
La pasión del voluntariado
La Asociación de Bomberos Voluntarios de Alta Gracia nació el 25 de Octubre de 1959 y pertenece a la Regional Nº 7 que también la integran las localidades de La Cumbrecita, Villa General Belgrano, Santa Rosa de Calamuchita, Villa del Dique, Despeñaderos, Villa Yacanto, Villa Amancay, San Agustín, Villa Rumipal, Potrero de Garay y Villa Verna.
“Acá desde el presidente hasta el último bombero nuevo que ingresó son todos voluntarios. Nos manejamos con cuatro guardias pasivas durante la semana y una guardia activa durante el sábado a noche que la integran 15 personas con un oficial a cargo y cuatro suboficiales, el resto son todos bomberos”, informa el Comisario y Jefe del Cuartel, Gabriel Salcedo.
fuente y foto: www.resumendelaregion.com