Los bomberos donostiarras se quedaron ayer sin cascos, pero no los reglamentarios, sino los que repartieron entre los txikis que acudieron ayer a su sede del paseo de Otxoki.
Siete años después de que se celebrará por última vez, los bomberos retomaron una actividad que siempre ha cosechado gran éxito, la jornada de puertas abiertas.
Los cerca de 1.000 cascos de plástico que los bomberos tenían preparados para obsequiar a los asistentes se quedaron cortos ante la masiva afluencia de público a la jornada de ayer, lo que provocó que en ocasiones se generaran colas ante alguna de las actividades.
Todas las propuestas, desde la tirolina al laberinto o los talleres de globos y pintura, obtuvieron una entusiasta respuesta. Pero, por su vistosidad, aquellas que mostraban la forma de proceder ante un fuego fueron las más aplaudidas.
Una de ellas enseñaba la manera en la que se debe de actuar cuando una sartén prende fuego, con una tapa o colocando un paño húmedo con cuidado. Nunca poniéndola bajo el grifo porque, y así se vio, se provoca un fogonazo que asustó a los allí presentes.
Con la traviesa climatología donostiarra como aliada, en el día de ayer también el taller que simulaba un incendio en un hogar resultó todo un éxito.
Pero, cómo no, el camión de bomberos, rojo y majestuoso, volvió a ser una de las estrellas de una jornada en la que los autobuses lanzadera de Dbus no pararon de llevar y traer gente.
fuente: noticiasdegipuzkoa.com