Benjamín, el niño de 7 años de Marbella (Málaga) al que le detectaron un tumor en la cabeza que derivó en parálisis, falleció el pasado viernes. El joven tenía inmovilizado el lado derecho del cuerpo, lo que le obligaba a desplazarse en silla de ruedas. Además, tenía gran dificultad para salir de casa al vivir en la cuarta planta de un edificio sin ascensor.
Los bomberos de Marbella decidieron ayudarle para facilitarle la vida: de forma voluntaria, le subían y bajaban cada día a pulso por las escaleras para que su madre pudiera llevarle al colegio. A su vez, Miguel y Daniel, los dueños de un gimnasio cercano a la vivienda, también se le ayudaron y le desplazaban hasta el portal para que pudiera ir al parque, a pasear, o a tomar un helado.
Ahora, son los bomberos los que han decidido hacerse cargo de los gastos del entierro. Según publica ABC Sevilla, tenían dinero ahorrado para ayudar al niño a conseguir un cambio de vivienda que le facilitase hacer una mejor vida. Son 6.000 euros que han permitido pagar todos los gastos fúnebres del niño, que hoy será entregado a su madre para que lo despida. El pequeño no tenía seguro para su funeral y su madre no podía cubrir los gastos que suponía enterrarlo. “Se lo ha llevado una parada cardiorrespiratoria”, asegura al medio la tía del niño.
Durante meses los bomberos iban por la mañana a su casa para bajarlo desde el cuarto piso sin ascensor, así podía ir a las clases. Luego le recogían y le ayudaban a subir los cuatro pisos para volver al domicilio. “Tenía muy buenas notas, hasta había sido seleccionado para competir en un campeonato de matemáticas”, relata su tía.
Uno de los bomberos que le ayudaba cuenta que era un niño especial. “Tenemos muy buenos momentos juntos, porque era muy bromista”. Los propios bomberos decidieron acondicionar el piso donde residía la familia para que pudiera vivir con mayor comodidad mientras buscaban una vivienda en la que Benjamín no necesitase ayuda.
Fuente: www.lavanguardia.com