Buenos Aires.- Hablar con un bombero voluntario siempre es enriquecedor. Su rol en la comunidad es trascendente y está reservado a espíritus donde prevale la solidaridad y la vocación de servicio.
Ricardo Fabian Mardarás (56) lleva más de dos décadas en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pehuajó y vive las mismas sensaciones que en los inicios cuando escucha el llamado de la sirena.
¿Por qué bombero voluntario?. ¿Cuándo fue la decisión?: «Siempre me gustó, pero por un problema u otro, entré ya de grande. Y también por mi hermano y ex cuñado que eran bomberos. Lo decidí el día que un compañero de trabajo y bombero (Osvaldo Tiano) me convenció que me anotará y así fue. Lo hice».
“ES ALGO MARAVILLOSO”.
La etapa de capacitación tiene sus matices y la incorporación se torna inolvidable. «Es algo que esperas ansioso» afirma Ricardo y luego de acotar sonriente que han pasado tantos años que no recuerda en detalle, afirma: «Lo que si te digo que es algo maravilloso».
Recuerdos y episodios vividos se intercalan en su memoria. Respecto a la primera salida como bombero nos dice: «La verdad, tengo la duda entre dos salidas y no recuerdo cual fue la primera, lo que si te cuento es que la esperas con muchas ganas y nervios».
Y al rememorar momentos especiales vividos en cumplimiento del servicio, coincide en señalar que quedan en la memoria muchos momentos especiales, pero en su caso hay uno que dejó marcas. «Fue muy especial , ya que fue un accidente donde perdió la vida un chico conocido. El sábado anterior al accidente habíamos estado comiendo un asado juntos en un campo. Te imaginas, como para olvidarme, no?…
Simple y espontáneo en sus apreciaciones, Mardarás respecto al llamado de la sirena bomberil considera que “es algo sensacional, difícil de explicar, aunque lleve más de 22 años de servicio todavía se pone la piel de pollo”.
“!NO SE IMAGINAN LO LINDO QUE ES SER BOMBERO”
Finalmente destaca el acompañamiento de la familia en su tarea como bombero voluntario. “La verdad siempre acompañaron en todo, sin ellos se hubiese hecho difícil” y al pedirle un mensaje con destino a quienes eventualmente deseen incorporarse como bombero, responde con énfasis: “Que lo hagan. No se imaginan lo lindo que es, es muy difícil explicarlo con palabras, solo les digo que vengan, no se van arrepentir”.
Cerramos el grato encuentro y a modo de corolario, Ricardo Mardaras es contundente: “Estoy muy orgulloso de ser BOMBERO VOLUNTARIO y más ahora que mi hija también se sumó al Cuerpo de Bomberos”.
“Te parece poco”, exclama con una amplia sonrisa de satisfacción y felicidad. Huelgan las palabras. Es legitimo el orgullo de un padre al ver que su descendencia abraza el camino del servicio y la solidaridad.
Fuente: www.mirapehuajo.com.ar