Córdoba.- En la jornada del jueves 30 de enero, se cumplieron 40 años de la trágica muerte del bombero Luis Millán, quien intentó rescatar a un obrero de un pozo de nafta de una estación de servicio. Sus compañeros bomberos y familiares lo recordaron con cariño y respeto.
Estuvieron presentes todas las fuerzas vivas, integrantes de Defensa Civil, Bomberos Voluntarios y Policía. Además de los funcionarios y familiares del héroe.
Torres rescató la valentía y coraje de Millán: «Es importante rescatar este tipo de gestos, sin importar las consecuencias en pos del bienestar de los otros. (…) Hoy falta de empatía. Me llena de orgullo, aunque yo no había nacido. Aunque se trata de un hecho triste, el reconocimiento hay que hacerlo con alegría y mantener la esperanza de que aún existen personas así. Agradecemos en nombre de la municipalidad y de los vecinos a todas las entidades que entregan su vida día a día por los demás». El monolito, ubicado en la esquina de las calles Bolivia y Bombero Luis Millán, será trasladado frente a la sede de bomberos y se dispondrá allí un busto en su honor.
Juana Cecilia Millán, hermana del bombero, manifestó a REDACCIÓN ALTA GRACIA: «era una persona buena, me siento triste pero al mismo tiempo muy orgullosa. Nos duele haber perdido: tenía 31 años, estaba casado y tenía una hija pequeña-que hoy vive en Puerto Madryn-. Era un buen hermano, éramos muy compinches a pesar de que tenía seis años menos que yo. Se incorporó luego de un accidente que tuve, como a los 13-14 años. Nos enteramos luego de su muerte varias de sus hazañas, ya que el no las contaba». Juana agradeció a la municipalidad y a los Veteranos que nunca lo olvidaron.
Joaquina Martínez, vicepresidenta del centro vecinal de barrio Cámara en 1985 afirmó que desde aquel entonces vienen luchando por un busto en homenaje a Millán.
EL HECHO
Jorge Peretti, relató a los medios el accidente. «En ese momento yo tenía 18 años, 30 de enero de 1980. Se solicitó de la YPF estación de servicio del Crucero un equipo ya que necesitaban desbarrar un pozo en la zona del lavadero. Fue el jefe y le explicó al trabajador cómo se usaba, ya que se trataba de un equipo pesado e incómodo -Peretti se toma la barbilla, indicando la incomodidad-. Nuestro jefe de bomberos se quedó arriba, salieron varios baldes hasta que dejaron de subir. Miraron con un espejo usando el reflejo del sol y descubren que estaba caído el muchacho: se había sacado la máscara y cuando ha intentado volver a ponérsela no pudo porque era muy difícil. Es cuando Millán se mete a pulmón: catorce metros tenía el pozo. La máscara estaba tapada con barro -si se la ponía se intoxicaba más- y decide subirlo a la sillita encima de él. Cuando faltaban cuatro metros, se desvanece él también y caen los dos. Se lo cuestionó por no haber bajado con otro equipo -cuando no había otro-. Lo sacó el ingeniero Hector Bupo con un equipo de buceo arriesgándose a perder la vida él también. Afortunadamente hoy la institución esta equipada al cien por ciento. Ya Luis tenía un par de arrojos al río en situaciones peligrosas, en la creciente del 75 quedó aislado un nene de 12 años, Luis se arrojó y quedo bastante golpeado. En el Museo están los elementos que usó Millán donde se recuerda su vida.
Fuente: www.redaccionaltagracia.com.ar