Buenos Aires.- El mediodía del 7 de marzo de 1952, cuatro Bomberos Voluntarios de Berazategui murieron a causa de la explosión de un camión de kerosene en Florencio Varela. Sus nombres han perdurado en la historia de ambos municipios y forman parte de la identidad local.
Ese día, un camión que transportaba kerosene (uno de los combustibles más utilizados en aquella época) se encontraba trasvasando ese líquido a los tanques subterráneos de una distribuidora de combustible ubicada en la Calle San Juan 380, en Florencio Varela.
Según coinciden varios historiadores, el propietario del comercio realizaba esa tarea sin mangueras, solamente valiéndose de un gran embudo. Era habitual que el combustible cayera sin control y se esparciera líquido y gas por todo el lugar.
Allí funcionaba también un taller-bicicletería donde se soldaba a soplete. Precisamente el líquido derramado, el gas y el uso del soplete habrían se habrían combinado para desatar el incendio del camión de combustible y parte del galpón.
Rápidamente el fuego se descontroló, amenazando con generar una explosión y llegar a tomar varios metros a la redonda, incluidos los tanques subterráneos y otros (de menor porte) que estaban a la vista.
Cómo Florencio Varela no contaba por ese entonces con un cuerpo de bomberos propio, tuvieron que solicitar apoyo al cuartel ubicado en Berazategui, que por aquel entonces aún pertenecía al partido de Quilmes. Era habitual que los varelenses acudieran a ellos ante cada incendio.
Los bomberos de Berazategui acudieron en un “camioncito” Ford 45 cargado con dos mil litros de agua y dos devanadores. Al llegar tuvieron que sortear al grupo de curiosos que había en el lugar, y pidieron a las autoridades policiales que los alejaran por la peligrosidad de la situación.
Héctor Parrillo, uno de los sobrevivientes, relató tiempo atrás al periodista Claudio Navarro que “llegamos al incendio casi sin nada. Parecíamos indios sin lanza, con un mameluco y un par de botas, pero con mucho coraje”.
“Los muchachos entraron a sacar los tanques que no habían sido tomados por el fuego. No sabíamos cuanto tiempo hacia que estaba ardiendo el camión de kerosene. En ese momento el jefe tocó retirada, porque ya se nos había terminado el agua, pero los tachos igual había que sacarlos”.
“Fue ahí que el tanque del cisterna explotó y la bola de fuego agarró a varios compañeros, incluso a mí. Me tiré en el suelo y me apagué solo porque ningún vecino se acercó a darme una mano; a mi hermano Rubén lo agarró la parte de atrás del camión”, relató Parrillo.
Las llamas alcanzaron a varios bomberos, provocando la muerte de Rubén Parrillo, Ismael Antognolli, Roberto Rosende y el Sargento Vicente Senzabello. En tanto los bomberos José Vigliardi; José Filardo; Victoriano Russo y José Rochetti también fueron alcanzados por las llamas, sufriendo heridas de distinta consideración.
Minutos después llegaron al lugar los Bomberos Voluntarios de Quilmes. Según recordó Héctor Parrillo, “nos llevaron en ambulancia, recuerdo que iba gritando del dolor y diciendo “fuimos a hacer un bien y recibimos un mal” jamás pude ir de nuevo al lugar del accidente”, aseguró.
Fue a raíz de ese trágico hecho que los vecinos de Florencio Varela se convocaron para crear un cuartel propio, el cual funciona hasta el día de hoy. El paso del tiempo ha visto distintos homenajes a los héroes caídos, que entregaron su vida sirviendo a la comunidad.
Fuente : www.periodicoelprogreso.com