Buenos Aires.- Los Bomberos Voluntarios de Almirante Brown se encuentran de luto por la pérdida de uno de sus integrantes más destacados. Hace unos días falleció Alfredo Cardozo, quien fue el primer bombero de la institución. Tenía 79 años.
La historia de “Toro”, como le decían sus allegados, con los voluntarios comenzó en su juventud. El vivía en Burzaco y trabajaba en la empresa SEGBA en Adrogué, ubicada frente al antiguo destacamento que en aquel entonces formaba parte de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Lomas de Zamora.
Un vecino de apellido Noya le dijo que tenía cuerpo para ser bombero, pero él fue muy contundente: “Decía que recién cuando el cuartel fuera de Brown y tuvieran una autobomba que no se volcara como la que había, ahí se iba a sumar”, contó su esposa Ana Volonte a El Diario Sur.
El 30 de septiembre de 1964, una comisión formada por vecinos decidió fundar la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Almirante Brown. Fue en ese momento que Noya volvió a contactarse con Alfredo y él, con apenas 22 años, cumplió su promesa de formar parte del cuerpo siendo el Legajo N°1 de la institución.
Desde ese momento servir a la comunidad como bombero se convirtió en su pasión y el cuartel fue su segunda casa. “Salía de su trabajo y se iba al cuartel que estaba enfrente”, dijo su esposa.
Cardozo se ganó el respeto de todos los vecinos, quienes cada vez que sonaba la sirena para concurrir a un servicio ponían en marcha su moto mientras él se vestía para que no perdiera tiempo. Además, cuando la autobomba debía pasaba cerca de su casa, se alistaba y esperaba sobre la avenida Espora para que sus compañeros lo recogieran.
Su labor no sólo le hizo ganarse la admiración de los vecinos, sino que también muchos regaños por parte de su familia por pasar poco tiempo con ellos: “Un 24 de diciembre estando en la mesa familiar dijo que tenía sueño, estaba cansado, y nos retiramos. En un momento de la noche me despierto y él había aprovechado que yo me dormí para ir al cuartel que tanto amaba”, recordó Ana.
Tal como lo dice el lema que los define, la vida de Alfredo fue “abnegación, valor y sacrificio” para los bomberos. “Fue su vida hecha para ellos. Era su pasión y hasta el día de su muerte lo llevo así”, dijo Volonte. Incluso, su deseo era ser cremado y que sus cenizas sean esparcidas en un incendio.
Pese a que por su edad Cardozo ya no formaba parte del cuerpo activo, siguió en contacto con sus compañeros hasta sus últimos días. Hoy todos lloran la partida de un pionero que siempre dio su vida para servir a la comunidad.
Fuente: www.eldiariosur.com.ar