CABA.- «La única llama que no apagamos es la que nos mantiene vivos”, se excusa el mural pintado en la pared del fondo. Lo custodia un pasillo de más de 40 trajes ignífugos listos para salir a combatir cualquier otro fuego.
Parece que hay reposo en el cuartel. Los perros juegan cerca de unas mangueras, sobrevuela la espera tensa que envuelve la guardia de cualquier estación, pero también se siente una inquietud más agradable.
Los bomberos voluntarios de La Boca se preparan para celebrar el próximo 25 de abril los 50 mil días de servicio ininterrumpido a la comunidad. Cuando empezaron, salían a caballo a cargar agua del Riachuelo. Y siguen hoy, comunicados a través del WhatsApp. Más de 136 años con las puertas abiertas durante las 24 horas para correr cuando la sirena chilla y el deber demanda.
Un equipo de Viva visitó las entrañas del primer cuartel fundado en el país. El que lleva el N° 1. El edificio de Brandsen 567 es un recorrido por la historia de una vocación que, dicen quienes la ejercen, es “un sentimiento similar a ser hincha de un club”.
Una tarea solidaria que se profesionalizó a lo largo de las décadas sin perder el componente de entrega. Como desde el día uno, se nutre de héroes silenciosos que donan varias horas a la semana para ponerle el cuerpo a la emergencia.
Hay bombas a vapor, escaleras de madera del 1900, un salón de fiestas custodiado por una araña de cristalería centenaria, vestuarios nuevos, tecnología de punta y un puñado de aulas que esperan albergar en poco tiempo un instituto terciario de capacitación que brinde una salida laboral y perfeccione a los propios reclutas.
Querer es poder
La institución fue fundada el 2 de junio de 1884, cuando La Boca era un cúmulo de construcciones de madera que a menudo eran devoradas por el fuego.
Don Tomás Liberti, un italiano muy influyente dentro de la comunidad, realizó una convocatoria para insistir con la necesidad de crear un cuerpo de bomberos.
Escribió la invitación en su lengua natal, la repartió entre los vecinos y avanzaron entonces en la fundación de la Societá di Pompieri Italiani Volontari di La Boca, el primer cuartel de su tipo en el país.
Colocaron una placa en la puerta de sus primeras oficinas con la leyenda “Volère é potere”, que significa “querer es poder” y se lanzaron a la tarea, con nula experiencia pero llenos de voluntad.
El hito de los 50 mil días es algo muy esperado desde hace más de quince años, cuando instalaron un contador en el sitio web y fantaseaban con ese número redondo de 2021.
Afectados de lleno por la crisis de 2001, la realidad del cuartel en ese momento era negra y pensar un futuro era ciencia ficción. “El lema era aguantar un día más”, se sincera Carlos, mientras recorre las aulas en las que sueña con dar clases en poco tiempo.
Se ríe cuando le mencionan la posibilidad de festejar los 100.000 días, y sigue hablando de las obras y el instituto de formación, como si del éxito de esta gestión dependiera el asegurarse el futuro del cuartel y también saldar esa deuda que siente que tiene. Para que otros lleguen a festejar ese hito cien milenario, en un mundo imposible de imaginar hoy, pero que seguro necesitará Bomberos. Volère é potere.
Fuente y foto: www.clarin.com