Buenos Aires.- El incendio que provocó la muerte del niño Thiago García, el viernes en una vivienda del barrio Belgrano, dejó en evidencia ciertas limitaciones en el cuartel de bomberos de Junín para llegar a destino. Y en este caso, no por falta de recursos propios sino por el obstáculo que constituye superar el paso a nivel, más aun cuando al momento de atravesarlo aparece en escena un interminable tren de carga.
Esto último fue lo que ocurrió cuando la autobomba y otro coche hidrante pertenecientes al destacamento de calle Winter iban a sofocar el foco ígneo desatado en la casa ubicada en Siria y Sarmiento. Al llegar al cruce ferroviario de Rivadavia, una extensa formación carguera los mantuvo inactivos algunos minutos y los obligó a retomar el camino por Newbery y, después por Primera Junta.
La demora que eso provocó en la llegada de los rescatistas no pasó inadvertida para muchos vecinos, quienes de distintas maneras (a través de las redes sociales, llamados y mensajes a la redacción de Democracia) reclamaron una solución para que esa dificultad no vuelva a repetirse.
Quien se sumó a ese pedido fue Eduardo Naya, ex jefe del cuartel de bomberos local (ocupó ese cargo entre 1990 y 2005) y actual titular de la cooperadora de esa entidad.
Lo que hizo Naya fue replantear lo que había manifestado en numerosas ocasiones cuando la institución estaba a su cargo: la necesidad de abrir una subdelegación en el predio ferroviario o en otro lugar estratégico para evitar eventuales tardanzas ocasionadas por el tránsito o por el ferrocarril.
“El de Junín es un problema bastante particular, porque tenemos las vías férreas cruzando casi el centro de la ciudad.
Por eso alguna vez se había pensado en establecer una dependencia mínima del otro lado (barrio Belgrano), pero no por las distancias que hay que recorrer, que no son exageradas, pero sí por este inconveniente tan singular. Yo creo que esa opción sigue siendo viable y muy importante, máxime cuando hay un valor vida de por medio. Esto no quiere decir que si se llega antes pueda salvarse una vida, pero quizás sí”, analizó Naya
Sobre las posibilidades de llevar esa iniciativa a cargo en la actualidad, Naya opinó que “son casi nulas”. “Hemos pedido varias veces ante los entes nacionales el usufructo de un espacio en el predio ferroviario para guardar nuestras unidades o como playa de entrenamiento, pero nunca tuvimos respuestas satisfactorias”, reveló, desanimado, el ex jefe de bomberos.
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