Las nuevas normas de presentación personal del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa (CBÑ), aprobadas en julio de 2023, han generado un fuerte debate tanto dentro como fuera de la institución.
Estas reglas, que prohíben el uso de tatuajes visibles, pelo de colores fantasía, piercings y maquillaje no regulado, han sido criticadas por muchos voluntarios y miembros del público, quienes las consideran discriminatorias y contradictorias con los principios de equidad de género recientemente incorporados en la legislación que regula a los bomberos en Chile.
La Orden del Día N°191, que establece las nuevas directrices, ha sido defendida por el Directorio del CBÑ, argumentando que estas medidas son necesarias para mantener la disciplina y la uniformidad, valores fundamentales de la institución.
Sin embargo, otros voluntarios y observadores cuestionan la necesidad y legalidad de estas normas, especialmente en un contexto donde se busca promover la inclusión y la equidad dentro de la organización.
La controversia ha alcanzado niveles significativos, con más de 1.200 reenvíos y 400 comentarios en redes sociales, la mayoría de los cuales critican las restricciones por ser anacrónicas y sexistas. Además, estas nuevas reglas también se aplican a la Brigada Juvenil, compuesta por jóvenes de entre 12 y 17 años, lo que ha generado inquietud sobre el impacto de estas normas en los futuros bomberos.
El Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, uno de los más grandes de Chile, con 11 compañías distribuidas en Ñuñoa, La Reina, Peñalolén, Macul y La Florida, ha sido protagonista de otras controversias en el pasado, como denuncias de maltrato y desaparición de equipos. Esta nueva polémica, que surge en medio de una crisis de personal, ha reavivado el debate sobre la necesidad de modernizar y adaptar las normas de la institución a los tiempos actuales, respetando los derechos individuales y la diversidad dentro de sus filas.
A pesar de las críticas, desde la institución han declinado hacer comentarios públicos sobre la polémica. No obstante, la discusión sigue abierta en las redes sociales y dentro de la propia organización, donde muchos voluntarios se preguntan si estas reglas realmente contribuyen a la misión de salvar vidas o si, por el contrario, representan un obstáculo innecesario en un momento en que la modernización y la inclusión deberían ser prioridades.