Ignacio cumplió 4 años, tuvo su fiesta con disfraces, golosinas y mucha decoración. Pero no pidió temática de superhéroes o dibujitos animados como los chicos de su edad, él pidió que todo fuera de bomberos, porque hay vocaciones y pasiones que empiezan desde bien chiquitos: ya se prepara para salvar vidas. Pero todo no terminaba en las habilidades de la familia para construirle su propio cuartel.
Llegó el día del festejo y Nacho se puso su traje de bomberito y su casco. Tenía un salón todo amarillo y rojo que lo esperaba, una mesa llena de golosinas que parecía sacada directamente de un destacamento y hasta su propia autobomba a escala hecha de cartón. Listo, ya sentía que su cumpleaños era genial. Familia, amigos, juegos, todo estaba como lo habían planeado.
Pero la fiesta podía mejorar, o en realidad convertirse en, como él mismo lo definió, «el mejor cumple de su vida». Antes de soplar las velitas llegó una autobomba al lugar, no había emergencia, eran tres de los bomberos voluntarios de Castelli que habían decidido homenajear a Ignacio Prado en su día. «Cuando los vio llegar a su fiesta fue increíble su cara de felicidad, de sorpresa, de emoción», contó su mamá Marcela Longhi orgullosa.
Manuel Vincenti, Javier Redondo y Adrián Garbiso compartieron el cumple con los chicos. Ignacio pudo invitarlos a sacarse fotos con su autobomba de cartón, y ellos obviamente lo invitaron a subirse a la de verdad. Entre los cuatro soplaron las velitas y siguió la fiesta.
En su cumpleaños número 4, Ignacio ya se probó ese traje tan preciado de Bombero Voluntario. Y Javier, Manuel y Adrián además de cuidar a todo Castelli, provincia de Buenos Aires, hicieron muy feliz a un nene, que dentro de unos años seguramente pase a ser su compañero.
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