En la parte de arriba de un camión motobomba del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil iba un féretro con el cadáver del mayor Luis Modesto Páez Montalvo. Enrolado en las filas de aquella institución, el hombre dedicó 55 de sus 70 años a combatir incendios en la ciudad.
El vehículo partió desde una clínica, al sur de la urbe, de donde fue retirado el cuerpo, pasadas las 10:30 de este viernes 24 de abril de 2020. Otras unidades móviles acompañaron al automotor, que iba rumbo hacia el Panteón Metropolitano, donde descansará eternamente ‘Lucho’, como llamaban cariñosamente a Páez.
Adelante del ataúd, un cuadro grande con marco negro y que tenía una foto del uniformado, era sujetado por quienes lo acompañaron en tantas batallas contra el fuego.La caravana circulaba con las sirenas activadas. Desde las aceras, los peatones observaban el recorrido atentamente. Algunos tomaron fotos con sus celulares. “Ahí lo llevan al bombero”, comentaban los ciudadanos.En el camposanto se realizó una breve ceremonia para despedir al camarada, a JB4 (Jefe de la Brigada 4), a Lucho, al formador de varias generaciones de bomberos, quienes crecieron profesionalmente oyéndolo decir por radio, “lo tengo encajonado”, cada vez que comunicada la extinción de un incendio.
La vida de Páez se apagó el jueves, tan solo 11 días después del deceso de su esposa. En un documento, la institución refirió que luchó durante casi dos semanas en una casa de salud contra problemas respiratorios.El capitán Rubén Mejía, jefe encargado de la brigada de la que estaba a cargo Páez, lo recuerda como un hombre disciplinado y abnegado en su labor, que siempre estuvo atento a cualquier emergencia.Mejía cuenta que su amigo iba en una bicicleta para apagar las llamas en sus inicios en la profesión. “Luego se compró una moto y logró avanzar a la mayoría de los incendios. Fue jefe de esta brigada por más de 20 años (…). Él me aconsejó cómo debía trabajar y me inculcó la entrega hacia esta institución”, comentó.“Siempre me decía que nuestra primera obligación era con la familia, y luego con la ciudadanía, que es por quien nosotros nos esforzamos día a día”, continuó contando Mejía.
Y es que Páez fue conocido por sus años de servicio y no solo en Guayaquil, sino en todo el país; incluso fuera del Ecuador, al punto de que bomberos de otras naciones se solidarizaron con la institución porteña.En la fachada del cuartel donde Páez laboró por tantos años, las banderas de Guayaquil, del Ecuador y de los bomberos lucían a media asta. Y en el lado izquierdo del pecho de cada uniformado, colgaban crespones negros como señal de luto.
fuente y foto: www.expreso.ec