«Hubo compañeros que corrieron mucho peligro en la extinción del incendio en la Vall. El camión tuvo que salir de entre las llamas, dejando allí las mangueras, que acabaron calcinadas». La Asociación Nacional de Bomberos Forestales, a través de su portavoz, el valenciano Dionís Montesinos, denunció ayer su deficitaria situación en su lucha contra el fuego. Aseguran que no existen los medios suficientes en caso de que se produzcan varios fuegos al mismo tiempo, como sucedió el domingo en Castellón.
No se trata de la única advertencia que lanzaron. «Lo sucedido este fin de semana es tan sólo un aviso de lo que puede ocurrir. Tenemos una bomba de relojería en los montes de la Comunitat que puede estallar en cualquier momento, ya que este año hay más masa forestal, todo se encuentra mucho más seco y las temperaturas son más elevadas. Por lo tanto, se hace imprescindible una mayor inversión», manifestó Montesinos a LAS PROVINCIAS.
El domingo por la mañana, a las 9.35 horas, llegaba hasta el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat el aviso de que un incendio se expandía por el término municipal de Peñíscola. Hasta el lugar se desplazaron varios efectivos de bomberos de la diputación, así como de la Unidad de Brigadas de Emergencia y varios medios aéreos. Unas horas más tarde, antes de las 14.00, se producía un segundo fuego en la Vall al que, según indicó Montesinos a este periódico, no pudieron «acudir los helicópteros hasta que no fue sofocado el anterior, lo que impidió que pudiera ser controlado antes».
Los bomberos forestales lamentan, en este sentido, que en 2009 se recortara en exceso el número de efectivos de que se disponen para hacer frente a las llamas. «Hay días en los que estos medios aéreos ni siquiera salen porque son tranquilos, pero luego se producen dos incendios en lugares diferentes y no podemos atenderlos todos. No damos abasto. El domingo, hasta que no sofocaron el fuego en Peñíscola no pudieron acudir a la Vall, lo que dificultó las labores de extinción», insistió el portavoz. «Por suerte, trabajamos bien y logramos controlar el perímetro, lo que impidió que se propagara todavía más», añadió.
Viviendas en peligro
La cuestión es que en Peñíscola era imprescindible que el fuego no avanzara a gran velocidad, puesto que el municipio se encontraba cerca y hubo dos urbanizaciones que tuvieron que ser evacuadas. «Había que proteger las viviendas y por eso los medios aéreos tuvieron que mantenerse en la zona antes de acudir hasta la Vall», confirmó.
La preocupación entre las brigadas de emergencia aumenta por las elevadas temperaturas. «Lo que se ha producido hasta ahora son conatos que hemos podido extinguir rápido, pero todos los que amamos la montaña tememos que haya un gran incendio como los de 2012». Ese día, los bomberos están convencidos de que sufrirán más de la cuenta, puesto que no podrán hacer frente al fuego con los profesionales de que hay en estos instantes. «Podría haber pasado en la Vall, ya que tenía todos los ingredientes necesarios para expandirse rápido», apuntó.
«Tras los incendios de Andilla y Cortes se llevó a cabo una ligera rectificación, con la contratación de gente, aunque sin llegar a las cifras que había anteriormente». Además, pusieron voluntarios, «que son de ayuda, pero no tienen ni la cualificación, ni la práctica que puede tener alguien que hace todos los días este trabajo». Por tanto, «son necesarios más profesionales formados. Hay una gran cantidad de personas en paro y mucha montaña que cuidar y que nos beneficia a todos, proporcionándonos aire y agua limpios», destacó Montesinos.
La asociación considera que mejorar la financiación ante el fuego es viable y permitiría encarar los incendios con mayor tranquilidad. «Somos conscientes de que tenemos una profesión de riesgo y las situaciones de peligro se pueden dar, pero en muchas ocasiones son evitables».
Limpiar el monte
El problema surge porque «en los últimos 30 años no ha habido una inversión real en prevención de incendios», como tampoco han existido «políticas que incrementen la vida rural que permita un monte mucho más limpio. La ciudadanía también debe concienciarse y tener cuidado con las barbacoas, las colillas y las botellas que lanza. Los que tienen una parcela deberían mantenerla limpia y, además, los ayuntamiento tendrían que poner más personal de limpieza», añadió.
En definitiva, los bomberos reclaman una mayor preocupación por parte de las administraciones tanto en labores de prevención como de extinción con el fin de evitar que sus vidas corran más peligro y que la gran cantidad de monte «que permite el turismo rural» no acabe calcinado como sucedió en Castellón este fin de semana.
El conseller de Gobernación, Luis Santamaría, anunció ayer que finalmente en el incendio de la Vall se quemaron 195 hectáreas y quedó controlado a las 19.30. Asimismo, los bomberos de Castellón indicaron que las llamas empezaron como consecuencia de un rayo latente, que son más propicios en la región por circunstancias «climáticas y orográficas». De hecho, desde la conselleria informaron a este periódico que en lo que va de año, hasta el 13 de julio, los relámpagos han sido los causantes de 77 incendios. En cuanto a las llamas que se produjeron en Peñíscola, la superficie afectada ronda las 20 hectáreas, aunque se desconocen la cifra exacta y sus causas.
fuente: www.lasprovincias.es