Los reportes informaban de un voraz incendio en una fábrica de pinturas para carros, en Villa María del Triunfo. Llegamos y encontramos a un puñado de bomberos que, manguera en mano, atacaba el fuego y prácticamente lo había controlado. Sin embargo, de pronto explotaron latas de químicos y su contenido, que se volvió una enorme lengua incandescente, convirtió a varios bomberos en verdaderas antorchas humanas.
El infierno tuvo lugar en la Mz. 3Z, lote 12, en Tablada de Lurín. Todo era un caos, los vecinos corrían y gritaban: ‘¡Va a estallar, va a estallar!’. Nuestra intrépida reportera gráfica Mónica Palomo, con su cámara en ristre, se perfiló con el lente apuntando hacia el fuego.
Los gritos se confundían con el ulular de las sirenas, mientras 60 ‘hombres de rojo’ de 25 unidades trabajaban a ritmo frenético.
Cuando parecía que todo ya estaba controlado, el estallido de una lata de pintura avivó el fuego y los curiosos corrieron despavoridos. El comandante José Carranza Ramírez entró en busca de sus colegas, pero otra explosión le dio de lleno en el cuerpo y lo envolvió en llamas. Salió corriendo a la calle y le arrojaron tierra y agua de una piscina para salvarlo.
El oficial, con quemaduras de tercer grado, fue trasladado al hospital ‘Arzobispo Loayza’ donde, de manera increíble, no lo atendieron por no tener Seguro Integral de Salud (SIS). Fue evacuado al ‘Guillermo Almenara’, de EsSalud, donde sí le prestaron auxilio.
El teniente brigadier Marcos López Szwede y el bombero Johan Yanulaque Trujillo sufrieron lesiones en las piernas y brazos.
Fuente y foto: http://quitoportal.com