La posibilidad de incendio siempre está presente en cualquier edificación, incluso si aún se está construyendo. En EE.UU. saben de esta realidad y cuentan con la norma NFPA 241 la cual establece medidas de prevención y minimización de daños a las estructuras durante las etapas de obra aunque persiste un fracaso entre las partes interesadas para aplicarlo correctamente, en nuestro país la situación es similar salvo que nuestra legislación no considera acciones preventivas específicas y eficaces en el período de construcción.
Todos recordamos el incendio en la torre Windsor poco antes de la medianoche del sábado 12 de febrero de 2005, se declaró un incendio en una oficina de la planta 21 del rascacielos que rápidamente se propagó por los pisos superiores. En el momento del incendio hacía más de 2 años y medio que el edificio estaba siendo reformado, realizándose las obras con los inquilinos dentro.
En nuestro país tenemos ejemplos como lo sucedido una de las Torre Catalinas en el barrio de Retiro en junio de 1980 cuando por una chispa en una remodelación se produjo un incendio en el piso 24 cobrandose 5 víctimas. También en el barrio de Liniers en abril de 2011, donde un incendio producido en el piso superior donde se efectuaban trabajos de encofrado se propagó rápidamente por la madera y vecinos de edificios aledaños tuvieron que ser evacuados. En este último varias dotaciones de Bomberos trabajaron en el lugar para controlar las llamas y nadie resultó herido.
En la capital de la ciudad de Córdoba, en agosto de 2014, donde Bomberos lograron sofocar un incendio en una obra en construcción ubicada en el barrio Cerro de las Rosas. Si bien en un primer momento la Policía informó que era un depósito de materiales combustibles, luego precisó que el fuego se desató en la obra, en un ambiente destinado al guardado de planchas de telgopor. Un hombre tuvo que ser asistido por inhalación de monóxido de carbono, y otro hombre sufrió lesiones menores.
En una obra en construcción en el barrio de Caballito donde el siniestro que ocurrió en marzo 2016. El fuego se propagó rápidamente por el encofrado de madera y vecinos de edificios aledaños tuvieron que ser evacuados. Cinco dotaciones de Bomberos tardaron 5 horas para controlar las llamas y nadie resultó herido.
En diciembre de 2016, un edificio de 35 pisos de la zona de Palermo, recientemente inaugurado y donde aún se efectuaban tareas menores, fue muy afectado por un incendio en la sala de medidores de su planta baja. También en ese mes, un incendio provocado por trabajos de soldadura causó daños extensos a un edificio en construcción en Vicente Lopez.
En febrero de 2018 cerca de 300 residentes fueron desplazados por un incendio que arrasó con un edificio en un complejo de apartamentos en California (EEUU) recientemente inaugurado. Aproximadamente 200 bomberos respondieron para extinguir el incendio. Los primeros indicios indican que el fuego se habría iniciado en un departamento deshabitado y las llamas se abrieron camino hacia el entrepiso común de la estructura.
Un factor común en el inicio y en la propagación son las estructuras de madera y otros combustibles similares, ya sea en las etapas de obra o como elementos estructurales o de revestimiento. Esta razón ha sido una preocupación para los bomberos que deben acudir, pero otros enfatizan que cuestionar los materiales de construcción involucrados en estos incendios recientes es solo un paso para abordar el problema. Consideran que un enfoque más integral considera los riesgos de incendio presentados por cualquier sitio de construcción, independientemente de los materiales utilizados para la construcción.
Basados en estos ejemplos podemos demostrar que los incendios durante labores de construcción o remodelación constituyen una amenaza que siempre está presente y su potencial de daño o nivel de riesgo es mayor que en el caso de edificios terminados, debido principalmente a la gran cantidad de material combustible o inflamable que suele acumularse en lugares inapropiados, la mayor disponibilidad de fuentes de ignición propias del proceso de construcción, la dificultad de acceso a planos superiores, etc.
Las obras en construcción son un desafío para quienes ejercemos la seguridad e higiene en el trabajo, ya que éstas van variando sus zonas y tipos de trabajo, esta versatilidad las hace muy diferentes comparadas a una industria, la calidad en el análisis está basada en conocer cada etapa y el desarrollo de las mismas desde el anteproyecto, pero además, tener una continua observación de riesgos nuevos o asociados.
Los incendios en edificios en construcción radican en las mayores pérdidas económicas por incidente, si las comparamos con las pérdidas sufridas por la mayoría de los incendios habituales. Esto significa que la autoridad, preocupada habitualmente por la seguridad humana y no de los daños materiales, dispone de argumentos válidos para no ser tan rigurosos en exigir medidas de seguridad contra incendios para edificios en construcción. Sin embargo, el potencial de pérdidas de vidas humanas siempre está presente, por lo que deberían requerirse en obras de construcción medidas de seguridad mínimas, lo que no está cubierto actualmente por la reglamentación nacional. Sin mencionar el perjuicio para continuar con dicha obra.
Al existir tantos riesgos económicos, a la hora de construir, en nuestro rol debemos de explotar esta veta, y a través del desarrollo profundo de una demostración de los costos directos e indirectos que significarían tener un incendio en una obra en construcción, poder obtener el presupuesto y el tiempo necesarios para realizar un anteproyecto sólido, con un itinerario de procesos bien definido, con las aislaciones de materiales correspondiente, con la supervisión de obra, con la contratación de personal de seguridad capacitado, para pedir la correspondiente documentación a cada trabajador (ya que en las obras en construcción el personal tiene un gran índice de fluctuación), un plan de inducción y capacitación integral, con etapas teóricas y prácticas. También tener la cantidad de prevencionistas permanentes necesarios durante el proceso de construcción para el control constante y auditorías periódicas, no solo de incendios, sino también, de desvíos de cualquier índole, hacer actos de presencia ayudan a mantener orden y limpieza, instalaciones eléctricas protegidas, manipulación y almacenaje seguro de sustancias inflamables (pintura, combustibles de grupos electrógenos, diluyentes de pintura, gases para soldadura y corte, etc.) al uso de los elementos de protección personal, medidas de protección durante trabajos en caliente y un sinfín de medidas tendientes a la prevención.
Ofic. Ingeniero Eduardo Javier Granda
Bomberos Voluntarios Pilar (B)
Especialista Certificado en Protección Contra Incendios CEPI (NFPA)
Cátedra Seguridad Contra Incendio, posgrado FADU-UBA