Apenas se quedó en un susto, pero el incidente pudo provocar una tragedia entre las cientos de personas que esperaban el pasado domingo el inicio de la cabalgata en Alicante, concretamente la confluencia entre la Rambla y Alfonso el Sabio.
Y todo porque el vehículo de época que trasladaba al rey Gaspar del puerto de Alicante -donde atracaron sus Majestades- a la plaza de toros se quedó sin frenos mientras bajaba por la avenida Jaime II, en un tramo con una importante pendiente. El conductor, ante la imposibilidad de detener el coche, optó por chocar contra la fachada principal del parque de bomberos.
Esta decisión, que no provocó ningún daño personal a los pasajeros del vehículo, obligó a que Gaspar se bajara del coche accidentado y compartiera el final del trayecto junto a Baltasar, camino del coso taurino donde cientos de niños se divertían con la fiesta organizada a la espera de la llegada de sus Majestades.
El volantazo del conductor evitó, a buen seguro, males mayores. Y es que apenas unos metros más adelante del punto en el que se produjo el incidente se encontraban cientos de personas que ya guardaban sitio para ver el paso de los Reyes Magos durante la cabalgata, aunque todavía faltaba más de una hora para que las carrozas hiciesen acto de presencia en ese tramo del recorrido.
Pese a los accidentados prolegómenos, la cabalgata se desarrolló con total normalidad, marcada por la ya habitual masiva afluencia de alicantinos y por el intenso frío que se dejó notar.
Los únicos daños que se registraron fueron los del vehículo del rey Gaspar, que quedó bastante abollado, y los de uno de los camiones de bomberos, al que el coche le rompió uno de sus focos. Al final todo se quedó en un susto gracias a la maniobra del conductor del vehículo, que logró evitar males mayores.
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