BARCELONA.- Carme Romero es a ojos de muchos (y muchas) una intrusa en un mundo de hombres. Según datos del Idescat, trabajan en los Bombers de Catalunya 2.402 bomberos, de los cuales 2.367 son hombres. Una de estas 35 mujeres es Carme Romero, de 44 años, que trabaja en el parque de bomberos de Cambrils. Carme se presentó a las oposiciones a bombera casi por casualidad, haciendo caso a un amigo, y se encontró trabajando en un oficio que era considerado, dentro de los cuarteles y fuera, como una cosa de hombres. Dieciséis años después, Carme afirma que hoy es «una más» del equipo del que forma parte. Pero para llegar a este punto tuvo que luchar para «normalizar la situación».
Como mujer bombera, Carme se ha encontrado con todo tipo de reacciones. De entrada, incredulidad y sorpresa en su entorno familiar y de amigos. También ha sufrido rechazo, como el que experimentó por parte de un jefe en su primer destino, el parque de bomberos de Reus. «Allí no querían bomberas –cuenta– aunque con el tiempo me aceptaron. Influye mucho la formación cultural de cada persona». Más difícil es acabar con otra sutil reacción por parte de sus compañeros hombres: la tendencia a protegerla. «Muchos compañeros me trataban de una forma más gfraternal y protectora, cuando yo lo que quería es ser una más», afirma.
Pasado el tiempo, cuenta Carme, el esfuerzo para integrarse suele dar sus frutos. «Los oficios no tienen género. Los pueden desarrollar tanto hombres como mujeres, solo hace falta ponerles la profesionalidad que requieren», sostiene. Aun así, las cifras indican que el de bombero es un oficio muy estereotipado. Carme explica que nunca se ha sentido discriminada laboralmente, y que hoy está tan preparada físicamente como el resto de sus compañeros varones, recibe el mismo trato y lleva a cabo los mismos trabajos, como conducir el camión siempre que le toca. «Al principio sorprendía mucho, pero para ser bombera es indispensable el carnet de camión. Algo que años atrás sonaba raro, pero ahora ya no», recuerda.
Carme cree firmemente en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y lamenta que haya muchos ámbitos profesionales en los que las mujeres deban esfrozarse más para demostrar su valía. Para combatir esta situación en su trabajo apuesta por la educación. Por eso, ha publicado el libro infantil ‘Clàudia i el casc de bombera’, en el que una princesa de cuento sueña con ser bombera. «Cuando la gente vea a una mujer bombera y muestre indiferencia significará que estamos integradas»,afirma.
fuente y foto: ww.elperiodico.com