IRAPUATO.- El joven bombero Iván Mejía Rodríguez, se introdujo entre las aguas fuertes del río Silao para rescatar a Josué de 12 años, que horas atrás había sido arrastrado por la corriente. Ambos murieron atrapados en el cauce.
Más de cuatro horas de desesperación terminaron en tragedia para dos familias irapuatenses. En el cumplimiento de su deber, Iván Mejía Rodríguez, miembro del Cuerpo de Bomberos, adscrito al grupo de Buzos Irapuato, falleció luego de quedar atorado en el interior de un tubular ubicado debajo de un puente peatonal para cruzar el río Silao, ubicado a espaldas del fraccionamiento Colinas del rio.
Eran las 2:15 de la tardes, cuando al 911 un llamado activó los protocolos de rescate para ubicar el cuerpo de un menor de 12 años que había sido arrastrado por la corriente y no salió a flote.
Hasta el cauce, se trasladó personal de Protección Civil y una cuadrilla de buzos pertenecientes a Bomberos, para ayudar a los familiares de Josué Herrera, quien el próximo sábado cumpliría 13 años y celebraría con un partido de futbol.
Iván ya había participado en diversos rescates de personas en presas, ríos y ojos de agua alrededor del estado, por lo que fue el primer elemento en descender. Ató la cuerda a su mano izquierda y se sumergió con un tanque de oxígeno con capacidad para estar una hora bajo el agua.
Se atoró en un tubo
A las 3 de la tarde, pasando sólo 10 minutos de iniciado el rescate, Iván con señas hizo evidente a sus compañeros que había localizado el cuerpo del menor, pero al intentar salir a flote el tanque se atoró con la tubería, impidiéndole salir.
El buzo comenzó a realizar movimientos en la cuerda que sujetaba su mano para pedir ayuda a sus compañeros, quienes de inmediato reaccionaron e iniciaron labores de rescate; pero los esfuerzos fueron insuficientes.
Transcurrió más de una hora y el bombero no salió a flote, la reserva de oxígeno para ese entonces se había consumido. Personal de Protección Civil y Bomberos trabajaron a contratiempo para intentar rescatarlo con vida.
Las maniobras se extendieron; ante la emergencia habitantes de colonias aledañas que se encontraban en la zona se sumaron acercando láminas, varillas, piedras, plafones para construcción, todo lo que pudiera servir como tapón para impedir el paso del agua y frenar la corriente del río.
Personal de JAPAMI con maquinaria pesada comenzó a destruir el concreto del puente, pero fue hasta las 6:00 de la tarde que se logró frenar con costaleras la corriente del río para llegar hasta casi una hora después al lugar donde estaba sin vida el rescatista.
El cuerpo del menor no estaba en el mismo lugar, éste ya había sido expulsado horas antes por la misma corriente y fue hallado a más de 100 metros de se habían iniciado las labores de rescate.
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