SAN MIGUEL DE ALLENDE.- Blas Morales Hernández era un hombre sordomudo que venció su discapacidad de la mejor manera: se convirtió en uno de los héroes de San Miguel de Allende, un bombero, un servidor, un amigo. Su muerte provocada por la diabetes dejó un hueco entre su familia y sus compañeros, quienes lo despidieron con todos los honores que merece un bombero entregado.
Tenía 42 años y nunca se casó. Dedicó sus últimos 10 años a servir a su ciudad combatiendo incendios. A pesar de su impedimento para oír y hablar, nunca cedió en sus esfuerzos. Se capacitó y sus compañeros aprendieron a comunicarse con él y se convirtió en una figura indispensable en el cuerpo de bomberos locales.
Era muy agradable, muy alegre, bailaba, nos enseñaba hasta como cortejar a una dama, cantaba todo el tiempo y nos hacía bromas en los dormitorios”, dijo Juan Antonio Pérez Solís, presidente del patronato de bomberos.
Blas Morales fue despedido con todos los honores justo en el lugar donde más pasaba el tiempo: la Central de Bomberos. Sin excepción, todos sus compañeros se congregaron para rendirle tributo. El féretro con sus restos permaneció en la central mientras el veterano bombero Felipe Cohen le dedicó un mensaje y lo recordó como un héroe más, un integrante importantísimo en la familia de los traga humo.
fuente: periodicocorreo.com.mx