Corrientes.- Una joven bombero voluntario de la localidad de Empedrado sufrió la pérdida total de sus pertenencias y daños graves en la estructura de su casa, cuando un incendio provocado por la caída fortuita de una vela encendida a una imagen religiosa, en momentos en que ella hacía guardia en el cuartel. Sus superiores destacaron su trabajo permanente en pos de la comunidad y lamentaron tan desafortunado episodio.
Ocurrió en Empedrado en la tarde del domingo. Eran cerca de las 14:30, mientras Soledad, una joven bombera de 24 años, que hace por lo menos cuatro años presta servicio en el cuerpo activo de Bomberos Voluntarios de Empedrados, se encontraba realizando su guardia habitual. Jamás pensó que al atender el teléfono, del otro lado recibiría la noticia menos esperada para un rescatista de su calibre.
Una inoportuna vela encendida a un “Santito”, por otro integrante de la casa, cayó en una de las habitaciones, desató un foco ígneo que en pocos segundos ganó toda la estructura, ubicada en el barrio Hermana Chantal, de aquella localidad ubicada a unos 60 kilómetros al Sur de la capital correntina.
De inmediato dos dotaciones acudieron a la emergencia y el cuadro de desesperación que se vivía era sobrecogedor, ya que al momento de producirse el incendio, dentro de la casa estaba su hija de tres años, su marido y la abuela de la criatura, los que afortunadamente pudieron escapar en el momento justo sin daños físicos.
En minutos el fuego fue sofocado, pero ya era tarde. Las llamas destruyeron casi en su totalidad las pertenencias de la joven pareja. Quedaron literalmente con lo puesto, además de la destrucción de documentos personales y otros recuerdos de alto valor emotivo. Un duro golpe para quien está acostumbrada a lidiar con la desgracia ajena en ese contexto.
La ayuda no se hizo esperar. Mientras Soledad y su familia están por estos días parando en casa de un familiar, hasta poder iniciar la reparación de su hogar. Desarrollo Social y la Asociación de Bomberos Voluntarios la asisten con mercaderías, mientras que algunos vecinos acercaron camas y colchones.
Triste ironía de la vida que justo quien desinteresadamente hacía guardia para ir en auxilio de los bienes personales ajenos, aún estando nuevamente embarazada, sufrió la pérdida total de los propios. Quizás aquellos a los que Soledad alguna vez ayudó puedan devolverle ese enorme favor hoy que tanto lo necesita.
Fuente: diarioepoca.com