Catamarca.- Comanda un equipo de bomberos y es la directora de capacitación de Catamarca. En un mundo de hombres, ellos la respetan: “nunca me ponen un pero”.
Rita Silvina Ocampos tiene 38 años y hace 28 que está dentro del cuartel de bomberos voluntarios de Santa María, en Catamarca. Rodeada de hombres desde chiquita, se acostumbró a realizar las mismas tareas que ellos. Hasta que llegó a ser la jefa, y directora de capacitación de la provincia, donde no hay otra jefa mujer.
Cuando estaba a punto de cumplir los 10 años, su mamá le preguntó si quería ir al cuartel. Ya había probado con folclore, taekwondo y otras actividades pero Rita nunca llegaba a la segunda clase.
Al cuartel se le animó y contestó que sí; dijo que sí a la imagen de un Chevrolet modelo 51 con bomberos agarrados de una escalera que veía pasar por la puerta de su casa al compás de la sirena.
Las mujeres representan el 10% de los 43 mil bomberos voluntarios de Argentina. En algunos cuarteles aún no aceptan mujeres. Pero Rita es parte de un porcentaje mucho menor: es la jefa de un cuartel con grado de comandante. Tiene 26 bomberos a cargo (22 hombres), entre ellos, a su marido, que al año de conocerla se sumó al equipo. “Jefa en casa y jefa en el trabajo”, bromea Rita. También es jefa de la escuela de cadetes, el semillero de bomberos: 25 chicos de 10 a 16 años que empiezan a familiarizarse con las prácticas.
En 2014 la convocaron de Ecuador para una disertación en un encuentro de género sobre la aceptación de la mujer en los cuarteles. Orgullosa, viajó y habló de la igualdad de capacidades y habilidades El trabajo donde le pagan un sueldo es la docencia. Trabaja en dos escuelas. “Me pasó de tener que salir corriendo de clase”, cuenta. Pero hay una ley que la ampara en caso de emergencias y la buena predisposición de los directivos muchas veces la cubre. La única desventaja son los 16 kilómetros que debe recorrer hasta el cuertel si suena la sirena cuando esta en clase. Lejos, en comparación con las seis cuadras que corre si la alarma suena cuando esta en su casa. “Llego y me subo al autobomba o a la camioneta que este saliendo”, dice.
La primera dotación parte cuando llegan los primeros cinco bomberos al cuartel. Luego van saliendo unidades de apoyo, las necesarias según el caso. En todas Rita va a estar y, al llegar al lugar, se hará cargo de la situación por ser la responsable con mayor jerarquía.
En Catamarca la necesidad cambia según la estación del año. En junio comienza la temporada de incendios. En el verano, la de inundaciones. La constante son los accidente en la ruta por la zona de cornisa en la que viven. “Te acostumbras a sentir la vida en riesgo y no te detiene”, reflexiona.
A sus 38 años sólo le quedan dos grados para ascender: Comandante Mayor y General. Llegó demasiado joven a donde está y en el camino sólo conoció a otra jefa mujer. “Era del Sur pero no recuerdo su nombre”, cuenta. Si se pone a pensar en cómo llegó a ser la cuarta jefa del cuartel de Santa María y la primera en ocupar el cargo como mujer, dice: “Yo desde que ingresé no me fui nunca más”.
Aunque no habla de ello, su compromiso es evidente; y el de quienes la rodean también, porque el cuartel nunca cierra. Además, hay obligaciones: cumplir con horas semanales y guardias de fines de semana. “Lo más difícil es el ingreso y la permanencia de los voluntarios”, reconoce la jefa. Por “el ingreso” se refiere a que los nuevos voluntarios se adapten a un régimen disciplinario marcado. “Les cuesta recibir y cumplir órdenes”, manifiesta quien ya se acostumbró a darlas y que premiaron por cumplirlas.
“No costó nada la adaptación, nunca hubo un pero de ningún hombre”, dice cuando recuerda su nombramiento como jefa hace seis años. “Por más que requiere mucha fuerza física, hombres y mujeres acá hacemos lo mismo”, aclara. Y para ello se entrenan los sábados luego de una capacitación. A nivel provincial Rita también capacita, alterna entre los 10 cuarteles que hay en Catamarca.
El celular que le dieron de Defensa Civil, el suyo personal y el handy del cuartel estarán siempre sobre la mesa en un almuerzo, dentro de la cartera durante un casamiento y en los bolsillos al cruzarse al kiosco; nunca se apagan ni despegan de Rita. Ella es la primera en ser comunicada ante cualquier emergencia. “Me gusta ser bombero y cualquiera de las actividades que me toquen las disfruto, el tema nuestro es la emergencia, no importa el rol que tengas”, dice Rita, dispuesta a estar al frente de su equipo y de las llamas.
fuente y foto: clarin.com