Buenos Aires.- Segovia es una de las primeras mujeres en llegar a comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de la localidad bonaerense de Dock Sud y Tarrosa participó de la Guerra de Malvinas y cuando regresó formó un cuerpo de Bomberos Voluntarios en la localidad correntina de Santa Lucía, donde vive.
Lucía Segovia, comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de Dock Sud, y Eduardo Tarrosa, cuya vocación se despertó en la adolescencia y se definió a su regreso de la Guerra de Malvinas, coincidieron en destacar la solidaridad, el sacrificio y el desinterés como valores de su arriesgado trabajo, en la víspera del Día del Bombero Voluntario que se celebra cada 2 de junio.
La fecha se remonta a 1884 cuando se creó el primer cuartel del país en el barrio porteño de La Boca, meses después de un feroz incendio que llevó a Tomás Liberti, vecino de la zona y quien se convertiría en comandante del primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios del país, a organizar una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban propagarse rápidamente.
«Ser bombero voluntario es una pasión, nuestro emblema demuestra lo que hacemos, somos y sentimos», contó a Télam Segovia, una de las primeras mujeres en llegar a comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de la localidad bonaerense de Dock Sud, lugar en el que nació y donde «todos me conocen y me respetan».
La mujer de 65 años, que lleva 47 en la fuerza, está casada con un bombero a quien conoció brindando servicio y tiene dos hijos.
La vocación de ayudar al prójimo y la solidaridad fueron inculcadas en el seno familiar, pero luego llegaron los amigos bomberos voluntario que le «dieron un lugar en esta profesión que me apasionó desde un principio».
Segovia compartió su tiempo entre el cuartel de bomberos y su trabajo como preceptora en el Colegio Cristo Rey de Dock Sud, donde se jubiló hace unos años.
«Somos humanos, solo que sufrimos la desgracia ajena y hacemos lo posible por ayudar», dijo a Télam esta mujer que no se considera una heroína, pero recuerda sin dudar el incendio que marcó su carrera.
Fue en Dock Sud cuando estalló mientras realizaba maniobras para descargar combustible en el Polo Petroquímico el buque tanque petrolero «Perito Moreno» el 28 de junio de 1984, que dejó tres personas muertas y otras seis desaparecidas.
«Eso marcó del tal manera a la población de Dock Sud que dio inicio al proceso de autonomía del cuartel de bomberos hasta llegar al 20 de mayo de 1985, fecha en la que se logró que sea independiente», señaló.
Ella, una joven bombera de 27 años, estuvo ahí cuando junto a sus compañeros decidieron ingresar al buque para atacar el fuego de frente en momentos en que las llamas alcanzaba más de 20 metros.
«Hacemos lo posible por el que nos llama a ayudar, dejamos de lado muchos momentos con la familia y amigos, pero todos comprenden», enfatizó Segovia, que es también subdirectora de la Escuela de Cadetes de la Institución, donde se capacitan a niñas y niños desde los 12 años.
La vocación de Eduardo Tarrosa, quien tiene 59 años y es bombero voluntario desde hace 33 en Santa Lucía, Corrientes, ciudad donde vive desde que nació, se remonta a 1979 cuando escuchó en la radio mientas sintonizaba «La oral deportiva» que a dos bomberos le habían descontado el sueldo porque no habían ido a trabajar justamente porque estaban en un incendio.
«Eso me marcó porque me pareció que no era correcto, yo tenía 16 años y dije que en algún momento iba a ser bombero», evocó Tarrosa en diálogo telefónico con Télam.
Ese deseo latente se consolidó tras su participación en la Guerra de Malvinas a donde llegó con 19 años tras alistarse en el regimiento donde había finalizado seis meses antes el servicio militar obligatorio.
«Todo lo que pasó en la guerra ya se conoce. Lo que nosotros no sabíamos es que la gente había sido muy solidaria y todos habían dado su aporte, ricos y pobres; todo para los soldados», apuntó sobre ese momento, que fue definiendo su vocación, marcada años después, en 1988, por un incendio en su ciudad, al que tuvieron que llegar bomberos desde Goya, distante casi 30 kilómetros.
Fue entonces que surgió la necesidad de formar un cuerpo de Bomberos Voluntarios en Santa Lucía. «Ahí pensé que era la oportunidad de devolver algo de todo lo que me había dado todo el país», dijo a Télam.
Casado y padre de cuatro hijos, Tarrosa, que trabajó en la municipalidad como docente e incluso haciendo perforaciones, hoy está jubilado pero se mantiene en la reserva del cuerpo de bomberos donde fue jefe por 17 años.
«Ningún incendio es parecido y siempre trabajamos en situaciones límite, arriesgando la vida en cada servicio, lo mismo que hicimos en la guerra», sintetizó Tarrosa sobre sus dos pasiones.
El hombre evoca también los incendios que en febrero pasado afectaron 930.000 de hectáreas en Corrientes y dañaron la biodiversidad del Parque Nacional Iberá, en los que participó de manera pasiva a cargo del cuartel.
«La gente nos considera héroes, pero se dimensionó más lo que realmente somos por esos incendios; esta vocación exige muchos sacrificios pero también es muy gratificante lo que uno va logrando», señaló.
Y sobre su trabajo agregó: «Uno se prepara para el trabajo, nunca me puse a pensar en el miedo cuando voy a un servicio. Desde que salimos vamos planificando cómo vamos a actuar porque vamos recabando información antes de llegar al siniestro».
El Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) está conformado por el Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios, la Fundación Bomberos de Argentina, la Academia Nacional de Bomberos, la Coordinación Única de Operaciones; 26 Federaciones Provinciales y más de 1.000 Asociaciones, que nuclean unos 43 mil bomberos voluntarios (36 mil hombres y 8 mil mujeres) y 14 mil directivos.
Según los datos del Registro Único de Bomberos de Argentina (RUBA), en el último año bomberas y bomberos voluntarios atendieron 145.375 servicios de emergencia en toda la Argentina.
Los bomberos voluntarios brindan servicio de primera respuesta a emergencia las 24 horas durante todo el año.
Fuente: www.telam.com.ar