Neiva.- Cecilia Herrera Plazas, ingresó al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Neiva en el año 2016 y desde muy pequeña, ha tenido esa vocación de servirles a los demás.
“Mi esposo es una persona que lleva alrededor de 30 años como socorrista de la Cruz Roja. Se dio la oportunidad por medio del Comandante Juan Carlos Bonilla de ingresar acá, me inscribí y realice todo mi proceso de formación como bombero y recibí el título”, aseguró.
Labor
La bombero Cecilia, acompaña psicológicamente a los socorristas, heridos y a sus familiares cuando se presentan emergencias. Además, es instructora de los pequeños bomberitos y los jóvenes de servicio social. Ella ha recibido opiniones muy positivas por su loable labor.
Aseguró, que se siente como una heroína al enseñar a los adultos, para que ellos a la vez instruyan a los más pequeños de cómo actuar ante una emergencia.
“Cuando yo doy una capacitación a los adultos les digo, no seamos egoístas con ese conocimiento que recibimos, lleguemos a nuestro hogar y multipliquémoslo a los chicos, porque resulta que en vez de llorar o gritar, mejor les enseñamos a que números se deben llamar, qué es lo que deben decir, en qué dirección están y qué es lo que ha sucedido; ahí, ya están salvando vidas”.
Rutina
Cecilia se despierta a las 4:15 a.m. para preparar el desayuno, después levanta a sus tres hijos de 7, 9 y 12 años de edad, más tarde deja a cada uno en sus respectivas escuelas. Cuando llega a la casa, su esposo ya está listo, inmediatamente se trasladan a la comandancia para desarrollar su labores, como ver que empresas los requiere para las capacitaciones y estar atenta si hay alguna emergencia.
Alrededor de las 12:00 p.m. se dirige a su vivienda a preparar el almuerzo y a la 1:00 p.m. recoge a sus hijos. Posteriormente, se dirige a la comandancia para seguir con sus actividades y en la noche estudia Salud Ocupacional.
Anécdotas
A la bombero le gusta recordar y contar, cuando su pequeño hijo actuó de manera rápida en el momento en el que su hermana se había hecho una pequeña cortadura en el dedo, él niño había puesto en práctica lo que sus padres le habían enseñado en caso de emergencias.
“Por lo general, siempre llegamos con mi esposo a las 12:30 p.m. de trabajar. Ese día hubo mucho trancón y a la 1:00 p.m. llegamos. En ese momento, mi hijo tenía 5 años y la niña 7 años, la niña había cortado un limón, con la punta se cortó pero mínimamente en el dedo, el niño corrió a buscar un apósito, pero solo encontró protectores, lo cogió y se lo envolvió en el dedo, después encontró una cabuya, amarró el dedo y también en una puntilla, le tenía el brazo en lo alto, cuando llegamos pensamos están jugando, el niño me dice mami, yo le puse un apósito y le alcé el brazo para que no se desangrará, eso se dio porque días anteriores le habíamos enseñando los elementos de un botiquín y como se deben utilizar, el mejor apósito que encontró a la mano fue las toallas higiénicas, él la relaciono de una vez con un protector”, recordó.
Un momento muy triste fue cuando Cecilia atendía una emergencia en el estadio Guillermo Plazas Alcid, en los hechos registrados el 19 de agosto de 2016.
“Resulta que cuando ocurrió esa emergencia, no hacía poco que yo había hecho el curso de primeros auxilios psicológicos. Yo no ingreso a la emergencia, estuve afuera a la orden del comando del incidente. Alrededor de una media hora sacan al auxiliar en salud y seguridad en el trabajo, el supervisor de la obra me lo entrega para empezar a atenderlo psicológicamente, él estaba muy afectado porque vio a todos sus trabajadores caer, pero él insistía que quería volver y fue cuando me pegó un puño en el pecho, lo siento aún. Es muy triste ver esas situaciones, como estaba afectado y porque él vio morir a sus trabajadores”, contó.
También, narró una escena muy triste, cuando un trabajador de una empresa de telefonía cayó de una altura aproximadamente de 3 metros. El Cuerpo de Bomberos Voluntarios atendió la emergencia y llamaron a la ambulancia pero nunca llegó.
“Fue muy triste ver que casi una hora y no llegó la ambulancia, no solo el paciente estaba por desmayarse, sino también su esposa. En un momento yo le hablaba al paciente para que se tranquilizara un poco, volteaba a mirar hacia arriba y la esposa estaba mal por ver la situación, yo entrego el paciente a otra compañera y atiendo de manera psicológica a la señora. Trasladamos al señor en un carrito, casi no cabía la camilla, pero afortunadamente logramos llevarlo hasta la Clínica Medilaser. Nunca llegó la ambulancia”, dijo.
Agrego que “yo quisiera que se concientizaran el gobierno, la alcaldía, que cuando ocurre una emergencia es para que la atiendan, no solo cuando ocurre accidentes de vehículos”.
Rol de la mujer bombero
“Acá todos estamos entrelazados, trabajamos muy de la mano, la bombero se respeta igual que el bombero, como somos muy unidos, trabajamos por igual, nos respetamos cada quien. Hay mujeres que trabajan muy bien con la manguera para la atención de incendios, muchas nos metemos al fuego y lo atendemos, es nuestra función”, relató.
Fuente: www.diariodelhuila.com