Santa Cruz.- El siniestro ocurrió alrededor de las 12, cuando aparentemente una cortina del comedor tomó contacto con un calefactor y comenzó a ser consumida por el fuego.
En la casa se encontraban sus propietarios, Flavio Llampa, de 75 años de edad, e Isabel González, de 83, acompañados por una asistente de la abuela, de nombre María, quien había concurrido junto a su hijo de 5 años de edad.
Pudo saberse que ante la situación de peligro el hombre pudo salir por sus propios medios, en tanto que la empleada retiró inmediatamente a Isabel que se hallaba en silla de ruedas, pero cuando quiso volver a ingresar para buscar a su hijo las llamas y el humo se lo impidieron. Más tarde se supo que, invadido por el temor, el pequeño se había refugiado debajo de una cama.
Integrantes del Cuerpo de Bomberos de la Unidad 16ª llegaron rápidamente al lugar, entre ellos la oficial subinspectora Silvia Páez quien observó que María lloraba desconsoladamente mientras pedía que rescataran a su hijo y sin dudarlo ingresó a la vivienda.
Según contó ella misma, “había mucho humo y era difícil poder ver, pero estamos preparados para estas situaciones y sabemos que las personas que afrontan este tipo de situaciones límites, por instinto, buscan lugares cerrados para resguardarse”.
“Por eso –continuó–, entre el humo alcancé a ver una cama, levanté el colchón y allí lo vi acostado boca abajo. Lo tomé entre mis brazos, estaba inconsciente y con la ayuda de mis compañeros lo llevamos hacia afuera, donde ya lo estaba esperando la ambulancia”.
Al ser consultada sobre cómo se sentía luego de haber rescatado al niño, Páez expresó que “esto forma parte de nuestra función porque para eso nos entrenaron y recién me voy a sentir mejor cuando se recupere”.
Fuente y foto: www.elpatagonico.net